7 años y medio

Hace casi siete años y medio, aún me acuerdo perfectamente, lo sigo sintiendo, el olor, ese olor especial que se te queda grabado en el cerebro, es algo único, sabría diferenciarlo entre miles de diferentes, es algo especial, algo único.
El tacto, esa sensación que te llega desde la punta de tus dedos, hasta el mismo cerebro, porque todo acaba ahí, en el cerebro, lugar de metadatos del ser humano, ahí lo guardamos todo, lo bueno, lo malo, las sensaciones, los olores, ese tacto especial, esa sensación especial, ese color especial.
Los sinestésicos como yo, vemos el mundo de una manera diferente, en mi caso, asigno colores a cada letra o número, a cada palabra, también me pasa con el tiempo, los años tienen colores para mí.
Hace siete años y medio el color era el gris, el gris, ese color feo, que entraña muerte, destrucción, las cenizas de algo que ya no está. Tiene gracia que así fuera para mí. Hace siete años y medio.
El año que viene es marrón anaranjado, 2019, el último fue en 1999, aquel año yo estaba en trance, entre la universidad, el trabajo en un fast food, el comienzo de una larga amistad, que aún hoy dura, y el entre amigos, el entre un grupo de amigos para salir de fiesta y otro diferente. El año entre, entre diferentes cosas. ¿Será así 2019?
Este año 2018 ha sido un año de color negro, así lo veo yo... Que le vamos a hacer. En cierta medida el color del año no tiene porque derivar en cosas malas o buenas, nunca lo sé, la vida es eso que pasa mientras miro por la galería del piso de mis padres. Es eso que se te escapa de las manos, cómo la arena. Puede quedarte algo para siempre, o escurrirse todo lejos de ti.
Este año negro, ha pasado como los últimos años, trabajo, pagar facturas, horas en internet, horas delante de una hoja en blanco, hasta casi los últimos dos meses.
Hace dos meses me vino a la mente algo especial, una historia diferente, era una historia de un color amarillo anaranjado, con ciertos tonos marrones. En un principio esa historia iba a formar parte de 66, la próxima antología de relatos cortos, que sí, saldrá, aún no sé cuándo.
Pero esa historia era diferente, brillaba por sí sola, le estuve dando vueltas, y cada vez que daba una, me venían más ganas de plasmarla en papel, esa historia cada vez se hacía más larga en mi cerebro, ese lugar donde retengo olores, tactos, sensaciones, colores.
Esa historia merecía algo especial, algo más largo, algo como una novela. Y sí, estos dos últimos meses están siendo más amarillos que negros, mi mente se está preparando para 2019.
Espero poder presentaros mi nueva locura de colores, para el año anaranjado marrón.
Hace siete años y medio mi vida perdió ese olor y ese tacto, esa sensación que no he vuelto a encontrar, mi único deseo para el año que viene, es que ese año anaranjado-marrón se vuelva dorado y brillante.
No confío en ello, espero no obstante que sea de vuestro agrado, que el año que viene, cuando leáis mi próxima locura, penséis en amarillo, naranja y marrón, y que aunque vuestro año sea negro, o gris, siempre al final salen los colores.

Con antelación, felices fiestas, feliz año nuevo a todos mis lectores.

Miles de gracias, miles de abrazos, con cariño, vuestro loco escritor.

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